Bordé tu cielo azul en nubes grises,
en el instante en que tu luz encandilaba
Sin saber que era yo quien la evocaba,
mi postín mató gardenia y flordelises,
y tu luz, vuelta ya negro presagio
quebró de mal manera el amalgama,
tu dolor ha sellado el epigrama
y he bailado cada letra de tu adagio,
Pretendí ser cual la grulla coronada
y hoy escondo una verdad de perogrullo,
estando a punto de abatir hasta mi orgullo,
e invocarte para huir de la hondonada,
Pero el sueño que una vez tuve contigo
me observa en su último estertor,
y siento que recorre en mí el terror
del reo que está enfrente del testigo.
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